Inma Espárrago: “A veces se valora más el trabajo de un hombre, aunque sea poco, que el incansable de una mujer”

Inma Espárrago es llerenense de corazón. Estudió en Badajoz y es Licenciada en Ciencias en la sección Biológicas, aunque matiza que en su título aparece la palabra “licenciado”. “Empezamos bien con el día de la mujer, ¿verdad? Yo creo que entonces nadie se planteaba lo de licenciado y licenciada, pero hoy ya parece que sí, afortunadamente”. También estudió un año de Ingeniería Informática en Mérida. “Es cierto que en Biología no noté mucho la diferencia en cuanto al número de chicos y chicas que había en clase, pero en Ingeniería Informática sí. De hecho, es que no recuerdo a ninguna chica… Es curioso, ¿no?”.

No continuó con sus estudios en Informática porque cuando se estaba matriculando de segundo recibió una llamada de casa: iba a cubrir una interinidad de Matemáticas en Azuaga. No se lo pensó mucho: aceptó y para el año siguiente se preparó las oposiciones de secundaria y consiguió la plaza en Biología. La docencia me encontró a mí. Nunca había pensado dedicarme a la educación, pero después de aquel curso en Azuaga me di cuenta de que era lo que yo quería, me encantaba y verdaderamente tenía vocación para la profesión”.

Inma también es directora del Centro Interactivo de Ciencia Experimenta ubicado en Llerena. Hasta aquí llegan alumnos y alumnas de muchos lugares de Extremadura y Andalucía. En la entrada del edificio nos recibe un enorme Herrerasaurus. Inma nos invita a entrar en una de las salas para contarnos su experiencia como mujer en el mundo científico.

¿Cómo surgió tu interés por la ciencia? ¿Tenías claro desde pequeña que querías dedicarte a ello o tenías otra profesión en mente?

La curiosidad es innata en la infancia y yo tuve la suerte de no perderla. Me encantaba calcular la distancia a la que estaba una tormenta, mirar al cielo y observar, buscar en libros… Tuve claro desde muy pronto que quería estudiar Ciencias.

¿Cómo surge la idea de Experimenta? ¿Te encontraste con obstáculos a la hora de desarrollar y llevar a cabo una idea así?

Siempre me motivó enseñar de otra manera, así que organizaba actividades en el instituto que eran diferentes, iba mucho al laboratorio… De hecho, mi lema es “Hacer, motivar, disfrutar y aprender”, cuatro palabras que van unidas porque solo cuando se disfruta, se aprende. Para poder llevar a cabo este tipo de docencia, tiene que cambiar el sistema educativo. Compruebo aquí a diario que la preocupación de buena parte del alumnado es aprobar, no aprender.

Para llegar a esto me he encontrado con obstáculos porque montar un centro como este no es tarea fácil. Pero nunca me he desanimado. He contado siempre con el apoyo del Ayuntamiento de Llerena, la Diputación de Badajoz y la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura, pero aún tendrían que implicarse un poco más como por ejemplo, dotar a Experimenta de una plantilla de personal suficiente para optimizar al máximo su potencial. Yo no voy a decaer y voy a seguir trabajando porque sé Experimenta puede dar más y yo estoy empeñada en que lo dé.

Además de llevar y gestionar el centro de Experimenta, también eres profesora de Biología y Geología y compaginaste durante un tiempo ambas tareas. ¿Fue complicado?

Al principio pasaba la mayor parte del tiempo en el instituto y muy poco aquí. Sin embargo, al crecer el volumen de visitas, disminuía el tiempo en el instituto y aumentaba el tiempo en este centro. Afortunadamente, ahora paso todo el tiempo aquí. No obstante, los inicios no fueron fáciles, ya que pasaba mucho tiempo fuera de casa y, a veces, me he sentido culpable por no estar más tiempo con mis hijos. Entiendo que tenemos que quitarnos ese sentimiento porque yo no los he abandonado, ya que estaban con su padre. Pero sé, y tenemos que asumir, que nos vamos a perder momentos con ellos ya que la ciencia requiere mucha dedicación. Es una idea que está muy arraigada, la del abandono, igual que lo es la del techo de cristal, el cual siempre digo que solo podemos romperlo nosotras.

¿Crees que para una mujer ha sido y es todavía hoy más difícil acceder a puestos relevantes o de liderazgo dentro del mundo científico?

Sí, por supuesto. Requiere mucho tiempo y como las mujeres nos atribuimos tareas que no tienen por qué ser únicamente nuestras, nuestro tiempo se reduce y te planteas qué hacer. Esa atribución es un obstáculo que muchas veces nosotras mismas añadimos a los que ya nos ponen las personas que dirigen ciertas instituciones. Por eso es fundamental que las niñas tengan referentes y digan “Si ellas pueden, yo también”.

¿Has sentido alguna vez que no valías o que te venía grande por falta de referentes?

En los inicios tenía ese miedo al verme rodeada de hombres y, de hecho, a veces tenía sensación de ser una especie de secretaria. Tuve que plantarme, perder ese miedo y decirme “Yo no soy menos que nadie y sé tomar mis propias decisiones”. Creo que a veces se valora más el trabajo de un hombre, aunque sea poco, que el incansable de una mujer.

“Si no somos nosotras las que damos voz a esas mujeres, nadie lo hará”.

Cuando estudiabas, ¿quién o quiénes eran tus referentes?

Tuve como referente a mi profesora Mónica de la Fuente del Rey. De hecho, diría que fue la única que vio mi potencial y me ofreció hacer una tesina sobre fisiología animal, propuesta que rechacé solo porque pocos días antes me había comprometido con otro departamento de la facultad. De esa decisión me he arrepentido muchas veces porque podría haberme dedicado a otra labor, pero ahora me alegro enormemente de lo que he logrado.

Te dedicas a la educación y concretamente a la educación en el ámbito científico. ¿Crees que debería fomentarse más y mejor la participación real de las mujeres en el ámbito de la ciencia?

Evidentemente hay que fomentar la participación y podría ser dando más facilidades para que una mujer pueda conciliar cuando así lo estime necesario. Además, en las aulas debería hablarse más sobre las mujeres científicas y sus logros para que las niñas puedan tenerlas como referente. Pienso que, si no somos nosotras las que damos voz a esas mujeres, nadie lo hará.

Inma nos contó que un 8 de marzo decidió escribir en su plantilla del correo “Inmaculada Espárrago Holguera. Directora de Experimenta”. Afirma que lo hizo porque “Como no lo ponga yo, no lo va a poner nadie”. Puntualiza que quizás algunas mujeres sí le atribuyen ese cargo; por el contrario, es posible que haya hombres que estén convencidos de que puede ser coordinadora, pero no directora.

¿Crees que ha cambiado algo en estos últimos años con respecto a la visión de la mujer en la ciencia?

Yo creo que sí, ya que se celebra desde hace relativamente poco el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Además, hay información tanto en las redes sociales como en la web sobre las mujeres científicas.

Inma nos lanza dos reflexiones finales: ¿Existiría Experimenta si no hubiera sido una mujer quien lo puso en marcha? ¿Tendría más apoyo si estuviera un hombre al frente?